Reseña

A través de la historia no hay imagen de Bogotá sin sus cerros orientales. No obstante, el conocimiento y la valoración que de ellos han tenido sus ciudadanos no han sido suficientes. Por ello, es imperativo volver a mirarlos y a recuperar la actitud de amor y de respeto con que se les aproximaban los antiguos muiscas, habitantes originarios de la sabana por ellos amparada. Este libro es una deleitable invitación a hacerlo. A pie o desde el aire, nos lleva de paseo por esos pródigos gigantes, nos muestra su generosa vegetación y su increíble fauna, el caprichoso recorrido de sus quebradas y la abundancia de sus lagunas. De su mano recorremos también el arte que han inspirado y los estudios que han suscitado.