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ISBN 978-958-704-638-0

El olvidado arte de leer

Autor:Cobo Borda, Juan Gustavo
Editorial:Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus en el Sello Alfaguara S.A.
Materia:0 - Generalidades
Clasificación Thema::DS - Literatura: historia y crítica
Público objetivo:General / adultos
Colección:Taurus
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Activo
Publicado:2007-12-14
Número de edición:1
Número de páginas:200
Tamaño:15x24cm.
Precio:$49.000
Encuadernación:Tapa blanda o bolsillo
Soporte:Impreso
Idioma:Español / Castellano

Reseña

Una antología de lecturas sensibles destinadas a mantener viva la tradición de las letras y a hacer que del vasto cementerio de la literatura resurjan sombras aún vivas e inquietantes: de André Gide a Jorge Zalamea, de Aurelio Arturo a Claudio Magris, de Chejov a Naipaul. Al referirse al primer libro de ensayos de Juan Gustavo Cobo Borda, (1976), Octavio Paz escribió que constituía un ejercicio crítico admirable: «Admirable por partida doble: por su lucidez y por su pasión. Una lucidez hecha de rigor y simpatía cordial, una pasión que conoce el entusiasmo y, también, la indignación». Estas cualidades aún se mantienen y se enriquecen en este nuevo volumen de lecturas sensibles y eruditas a la vez. Surcado de preguntas pertinentes, destinadas a mantener viva la tradición de las letras: ¿Qué subsiste de Pablo Neruda y de Alejo Carpentier ¿Los dictadores latinoamericanos el Dr. Francia en Paraguay, Juan Vicente Gómez en Venezuela, Juan Domingo Perón en Argentina al convertirse en personajes e ficción en novelas de Augusto Roa Bastos, Arturo Uslar Pietro y Tomás Eloy Martínez, vieron revelado lo arbitrario de su poder o, por el contrario, la literatura terminó por engrandecerlos y tornarlos aún más legendariosEste olvidado arte de leer, lejos de las modas y las jergas, interrogación y a la vez fruición, hace que en el vasto cementerio de la literatura resurjan sombras aún vivas e inquietante: de André Gide a Jorge Zalamea, de Aurelio Arturo al imperio Austro-Húngaro a través de Claudio Magris. Porque Cobo es de los que piensa que La peste de Albert Camus es la más actual de las novelas colombianas y que el símbolo de su tarea será siempre la hospitalariamente de Borges al convertir el universo entero en un libro.Partiendo de su entorno relecturas de García Márquez, de Fernando Charry Lara o del papel de la mujer en las novelas él supera las restricciones parroquiales para, de Chejov a Naipaul, descubrirnos, una vez más, la generosidad con la que la palabra escrita les permite ser partícipes de una aventura sin fin: la del placer infinito de la lectura. La del deleite de quien comparte sus hechizos y miserias, con ojo alerta y prosa clara.Al referirse al primer libro de ensayos de Juan Gustavo Cobo Borda, (1976), Octavio Paz escribió que constituía un ejercicio crítico admirable: «Admirable por partida doble: por su lucidez y por su pasión. Una lucidez hecha de rigor y simpatía cordial, una pasión que conoce el entusiasmo y, también, la indignación». Estas cualidades aún se mantienen y se enriquecen en este nuevo volumen de lecturas sensibles y eruditas a la vez. Surcado de preguntas pertinentes, destinadas a mantener viva la tradición de las letras: ¿Qué subsiste de Pablo Neruda y de Alejo Carpentier ¿Los dictadores latinoamericanos el Dr. Francia en Paraguay, Juan Vicente Gómez en Venezuela, Juan Domingo Perón en Argentina al convertirse en personajes e ficción en novelas de Augusto Roa Bastos, Arturo Uslar Pietro y Tomás Eloy Martínez, vieron revelado lo arbitrario de su poder o, por el contrario, la literatura terminó por engrandecerlos y tornarlos aún más legendariosEste olvidado arte de leer, lejos de las modas y las jergas, interrogación y a la vez fruición, hace que en el vasto cementerio de la literatura resurjan sombras aún vivas e inquietante: de André Gide a Jorge Zalamea, de Aurelio Arturo al imperio Austro-Húngaro a través de Claudio Magris. Porque Cobo es de los que piensa que La peste de Albert Camus es la más actual de las novelas colombianas y que el símbolo de su tarea será siempre la hospitalariamente de Borges al convertir el universo entero en un libro.Partiendo de su entorno relecturas de García Márquez, de Fernando Charry Lara o del papel de la mujer en las novelas él supera las restricciones parroquiales para, de Chejov a Naipaul, descubrirnos, una vez más, la generosidad con la que la palabra escrita les permite ser partícipes de una aventura sin fin: la del placer infinito de la lectura. La del deleite de quien comparte sus hechizos y miserias, con ojo alerta y prosa clara.La alegría de leer (1976), Octavio Paz escribió que constituía un ejercicio crítico admirable: «Admirable por partida doble: por su lucidez y por su pasión. Una lucidez hecha de rigor y simpatía cordial, una pasión que conoce el entusiasmo y, también, la indignación». Estas cualidades aún se mantienen y se enriquecen en este nuevo volumen de lecturas sensibles y eruditas a la vez. Surcado de preguntas pertinentes, destinadas a mantener viva la tradición de las letras: ¿Qué subsiste de Pablo Neruda y de Alejo Carpentier ¿Los dictadores latinoamericanos el Dr. Francia en Paraguay, Juan Vicente Gómez en Venezuela, Juan Domingo Perón en Argentina al convertirse en personajes e ficción en novelas de Augusto Roa Bastos, Arturo Uslar Pietro y Tomás Eloy Martínez, vieron revelado lo arbitrario de su poder o, por el contrario, la literatura terminó por engrandecerlos y tornarlos aún más legendariosEste olvidado arte de leer, lejos de las modas y las jergas, interrogación y a la vez fruición, hace que en el vasto cementerio de la literatura resurjan sombras aún vivas e inquietante: de André Gide a Jorge Zalamea, de Aurelio Arturo al imperio Austro-Húngaro a través de Claudio Magris. Porque Cobo es de los que piensa que La peste de Albert Camus es la más actual de las novelas colombianas y que el símbolo de su tarea será siempre la hospitalariamente de Borges al convertir el universo entero en un libro.Partiendo de su entorno relecturas de García Márquez, de Fernando Charry Lara o del papel de la mujer en las novelas él supera las restricciones parroquiales para, de Chejov a Naipaul, descubrirnos, una vez más, la generosidad con la que la palabra escrita les permite ser partícipes de una aventura sin fin: la del placer infinito de la lectura. La del deleite de quien comparte sus hechizos y miserias, con ojo alerta y prosa clara.Este olvidado arte de leer, lejos de las modas y las jergas, interrogación y a la vez fruición, hace que en el vasto cementerio de la literatura resurjan sombras aún vivas e inquietante: de André Gide a Jorge Zalamea, de Aurelio Arturo al imperio Austro-Húngaro a través de Claudio Magris. Porque Cobo es de los que piensa que La peste de Albert Camus es la más actual de las novelas colombianas y que el símbolo de su tarea será siempre la hospitalariamente de Borges al convertir el universo entero en un libro.Partiendo de su entorno relecturas de García Márquez, de Fernando Charry Lara o del papel de la mujer en las novelas él supera las restricciones parroquiales para, de Chejov a Naipaul, descubrirnos, una vez más, la generosidad con la que la palabra escrita les permite ser partícipes de una aventura sin fin: la del placer infinito de la lectura. La del deleite de quien comparte sus hechizos y miserias, con ojo alerta y prosa clara.Partiendo de su entorno relecturas de García Márquez, de Fernando Charry Lara o del papel de la mujer en las novelas él supera las restricciones parroquiales para, de Chejov a Naipaul, descubrirnos, una vez más, la generosidad con la que la palabra escrita les permite ser partícipes de una aventura sin fin: la del placer infinito de la lectura. La del deleite de quien comparte sus hechizos y miserias, con ojo alerta y prosa clara.

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