Reseña

En 1875 se fundó en Bogotá el Banco de Colombia. En 1997 el Banco Industrial Colombiano, BIC, se fusionó con el Banco de Colombia y surgió Bancolombia. En el 2025 se celebran 150 años de la trayectoria de un banco comercial que, en la actualidad, es la más importante institución financiera del país. Con motivo de este aniversario, la administración de Bancolombia solicitó a la Universidad de los Andes la realización de un trabajo que, partiendo de la digitalización de material documental de carácter patrimonial del Banco, elaborara una colección digital, interactiva y abierta de los documentos más importantes desde su fundación hasta 1923. Esta colección digital “Banco de Colombia 1875-1923” abierta al público, es una contribución extraordinaria, principalmente, a la investigación de la historia de la banca, así como para la historia económica y social de Colombia, cuyo centro de gravedad es la evolución de una entidad bancaria a lo largo de los años, historia
que se entreteje con la de la Colombia en sus aspectos económicos, institucionales y políticos. Desde su curaduría, se diseñó un espacio digital dinámico y amigable que facilitara el análisis de las transformaciones del sistema
bancario colombiano del siglo XIX e inicios del XX, en el que, además, se identifican y reconocen clientes y personal administrativo mediante un profundo trabajo genealógico y onomástico. Estos documentos, adicionalmente, van a contribuir a la ampliación del conocimiento sobre la evolución del sistema financiero en el entorno cambiante de la Colombia de fines del siglo XIX y primeros años del siglo XX. Además, Bancolombia quiso acompañar estos documentos con una historia del Banco dividida en tres volúmenes.
El primero de estos volúmenes comprende el período que transcurre entre la fundación del Banco de Colombia en 1875 y la del Banco de la República como banco central de emisión y “banco de bancos”, una época en la cual se estaba formando la Nación en medio de convulsiones políticas y de guerras civiles, y en que la economía iniciaba el despegue hacia su desarrollo, impulsada por la producción y la exportación de café, y por la incipiente industrialización. Los bancos privados organizados desde 1870 bajo el régimen de la Banca Libre enfrentaron muy pronto el cambio en las reglas de juego al establecerse el Banco Nacional como entidad estatal y determinarse que sus billetes serían de curso forzoso, privilegio que
puso fin a la emisión de billetes respaldados en oro por parte de los bancos privados. El desorden monetario al cual condujo la emisión desbordada por parte del Banco Nacional para financiar al Gobierno y la Guerra de los Mil Días —entre 1899 y 1902— plantearían nuevos desafíos, así como la necesidad de adaptación a circunstancias desconocidas para un banco como el de Colombia, que ya para ese entonces completaba veinticinco años de existencia. A su turno, los veinte primeros años del siglo XX fueron testigos del crecimiento de la economía y de la discusión económica y política alrededor tanto de la conformación futura del sistema bancario nacional como de la rectoría del banco central y la superintendencia de bancos. El segundo volumen recorre los años 1923 a 1997. Un período largo y con muchos acontecimientos del orden internacional y nacional que afectarían en alto grado la buena marcha del Banco de Colombia, comenzando con la crisis económica mundial cuando, en 1929, se desplomó la Bolsa de Nueva York y terminaron los años veinte que, en Colombia, habían permitido una acumulación importante de divisas por primera vez en su historia. La bonanza externa obedeció a los altos precios del café y al ingreso de la indemnización de los Estados Unidos por la pérdida de Panamá, además del flujo abundantes de recursos del crédito externo. Diez años después tuvo lugar el estallido de la Segunda Guerra Mundial, con el trauma sobre el comercio exterior por el cierre de los mercados para la exportación de café y las dificultades para importar materias primas y equipos para la naciente industria manufacturera colombiana. Los cambios institucionales fueron frecuentes a partir de 1951, cuando se otorgaron al Banco de la República nuevas funciones, entre estas las de descontar operaciones destinadas a la agricultura, la industria y el comercio. La intención era dirigir el crédito a través de los bancos hacia la actividad económica para impulsar el crecimiento de la producción. Los años cincuenta vieron surgir bancos estatales con vocación sectorial, como el Cafetero y el Ganadero. Estas medidas tendrían el efecto de reprimir las operaciones de los bancos comerciales a través de altos niveles de encajes, inversiones forzosas y límites a las tasas de interés sobre créditos y depósitos. En 1963, el Congreso autorizó la creación de la Junta Monetaria y la encargó de la formulación de la política cambiaria,
y dejó a la Junta del Banco de la República la administración del Banco.