Guerrera
| Autor: | Vallejo Tenorio, Antonio José |
| Colaboradores: | Meza Casrto, Diego Andres (Diseñador) Galvis Malagón, Orlando (Editor Literario) Vallejo León, Jafet Esteban (Coordinador Editorial) |
La historia nos enseña que no se avanza con empates, sino con rupturas y cambios de paradigmas, y la que vive Venezuela es una de las más profundas de nuestra era. El paso de la oscuridad a la luz, más allá de una metáfora poética, es una reconfiguración geopolítica con ganadores y perdedores claramente definidos. El final del llamado socialismo del siglo XXI, a diferencia de lo que muchos pseudoanalistas afirman, no deja un vacío, sino que crea un nuevo mapa político donde cada actor ocupa el lugar que le ha asignado su dignidad o su infamia.
Sin duda alguna, la ganadora principal es María Corina. Su victoria es la de la estrategia, la coherencia y la de la resiliencia. El régimen y sus colaboradores intentaron aniquilarla con inhabilitaciones, persecución y amenazas, pero ella logró crecer, agigantarse, convirtiéndose en el epicentro moral de la nación. Su capital político, forjado en las calles y legitimado en la primaria de 2023, se ha vuelto incontestable. Ahora con el premio nobel de la paz y el premio Sájarov y tantos otros, la comunidad internacional no solo la honra, sino que le confiere de una autoridad global que pulveriza la narrativa absurda que quiere criminalizarla. El comité noruego, al otorgarle el Nobel de la paz, la inviste de una coraza que hace que el costo político se hacerle daño sea imposible de soportar por más poderoso que se crea cualquier tirano.
Con ella gana Venezuela y su movimiento ciudadano. Gana la posibilidad de detener la catástrofe humanitaria que expulsó a más de siete millones de ciudadanos y sumió al ochenta y dos por ciento de la población en la pobreza. Gana la oportunidad de implementar un plan de reconstrucción efectivo, real y factible, el plan Venezuela Tierra de Gracia, que promete reemplazar la economía de la ruina por un dividendo de libertad, atrayendo las inversiones necesarias para levantar al país de sus escombros. Y gana, sobre todo, la esperanza de convertir la tragedia de la diáspora en su mayor activo: el retorno del talento indispensable para la reconstrucción.
En el plano internacional, ganan Estados Unidos y la sensatez estratégica. La transición valida la política de máxima presión, demostrando que el aislamiento sostenido a una tiranía da resultados. Washington no solo elimina un enclave hostil aliado de Rusia, Irán y China, a quienes no atacó sino logró sentar en una mesa de la negociación, sino que gana un socio estratégico para la estabilidad energética de la región, mitiga una de las principales causas de la crisis migratoria en su frontera y, logrando desmantelar el Cartel de los Soles, eliminará la amenaza más grande que tiene su seguridad nacional.
Con todo esto, gana América Latina. La región se libera de su foco más agudo de inestabilidad. El fin del éxodo masivo alivia la presión sobre los servicios públicos de Colombia, Perú, Ecuador y Brasil, elimina el problema de Salud Pública que se les ha presentado y los costos que implica superarla. Se extirpa un santuario para grupos irregulares y redes de narcotráfico, y se abre la puerta a un nuevo motor de crecimiento económico y cooperación regional con la creación del Hub energético de las Américas.