Reseña

La fe es de por sí un tema complejo y no implica, como nos han hecho creer, repeticiones vacías, imposiciones que dan miedo o la supervisión de comportamientos externos. Yo hablo aquí de la fe encarnada, de esa certeza que nace en lo más hondo de nuestro ser cuando nos atrevemos a mirar de frente el caos, el linaje, la historia, las pérdidas y el silencio. Hablo de la fe que nos sostiene cuando todo se tambalea, la que despierta cuando nos rendimos y la que nos devuelve a la verdad.

Vivimos en tiempos de exceso, ruido y búsquedas externas. Hemos aprendido a medir nuestra fe por su utilidad y por lo que nos da; a pensar el alma como un concepto decorativo, a hablar de Dios como si se tratara de una idea más del mercado de creencias. Pero algo dentro de nosotros -algo antiguo y poderoso-, todavía anhela regresar a casa, volver a lo esencial y sagrado. Volver al alma.

Este libro es parte de un diálogo que se amplía, y busca trazar el mapa sutil de nuestro reencuentro interior. El tercer tomo de la serie Conexión interior busca recordarte quién eres y de dónde vienes. Recordarte lo que ya sabes, pero has olvidado bajo el peso de tantas heridas, creencias heredadas y experiencias inconclusas.

He escrito estas páginas para acompañar un proceso profundo: el de sanar el alma desde la fe, desde una confianza radical en que todo lo vivido -el dolor, el amor, el desorden y el silencio- puede ser transfigurado por una presencia mayor. Dios 12 no es ajeno a nuestras heridas, porque está en ellas; y cuando miramos con ojos nuevos, lo invisible se hace visible y el alma comienza a descansar.

Conexión interior III es un texto que pide ser orado, meditado y respirado, incluso, con mucha pausa. Está escrito para quienes sienten que ya no pueden más, pero saben que aún hay una esperanza; para quienes han intentado todo y están listos para soltar; para quienes aún no entienden, pero quieren confiar. Porque la fe es entregarse.

Esta vez quise explorar el camino de regreso al centro, a ese centro donde habita la fe verdadera, la que no depende de doctrinas ni pruebas, sino que nace del silencio interior, del cuerpo que recuerda, del alma que despierta. De la fe que no necesita de pruebas, como diría san Agustín, “la fe que comprende porque ama”.

La inquietud, el anhelo y el temblor profundo, como él lo afirmó, nos mueven a buscar otros rumbos sin saber muy bien qué. Esto también es fe, porque la fe es hambre y deseo de verdad; es la decisión de seguir caminando, incluso cuando no vemos el camino.

Este libro es una invitación clara a volver a ti y a tu mundo interior. Volver a lo que te duele y a lo que te sana. Volver a Dios, si lo has perdido. Volver a tu alma, si la has olvidado. Volver a creer. Eso es volverte fuerte en la fe, no una fe ciega ni impuesta, sino una fe íntima, libre y real. Una fe que nace de la conexión real con Dios.

Bienvenidos a Conexión interior III. Fuertes en la fe. Que esta lectura te acompañe, te abrace y te recuerde quién eres.

Francisco Carmona