Reseña

La pérdida de un hijo es una experiencia devastadora y profundamente dolorosa para cualquier padre o madre. Es un evento que va en contra del orden natural de la vida, y el dolor que acompaña a esta pérdida es abrumador. Expresar lo que se siente en palabras puede ser muy
difícil. La historia que les relato es sobre los sentimientos comunes asociados con esta experiencia desgarradora: el dolor inconsolable es una herida emocional que no parece tener cura y se manifiesta de diferentes formas en nuestro cuerpo y en el corazón. La pérdida deja un
agujero casi imposible de llenar, la rabia y la frustración se presentan constantemente, los padres nos sentimos enojados con el mundo, con la injusticia de la situación y con uno mismo.
La nostalgia y el anhelo por ese hijo es muy profunda, quisiéramos tenerlo de nuevo, verlo sonreír y sentirlo en abrazos y pensar en todo lo que podría haber sido, se desencadenan oleadas de tristeza y añoranza.
Muchas veces recurrimos al aislamiento y a la soledad, ahí es donde debemos buscar ayuda y hacer un proceso del duelo adecuado, una pérdida así necesita de acompañamiento profesional, de la compresión de los nuestros: familiares, amigos, compañeros de trabajo, es esencial
brindar apoyo, comprensión y compasión a quienes hemos atravesado por esta dolorosa experiencia y permitirnos el tiempo y el espacio para procesar tanto dolor y sufrimiento de una manera adecuada para cada caso.