Reseña

¿Cuántos años faltarán para que las familias adopten niños robots programados para amar, tal cual lo planteó la película Inteligencia artificial (2001) del director Steven Spielberg? ¿Podrán los humanoides crear sus propias agrupaciones musicales? ¿Las libertades individuales se fortalecerán con Internet o un panóptico digital las limitará para potenciar
las dictaduras?
Como sea, está claro que el acelerado ritmo de digitalización de la vida –en sus múltiples formas– en el siglo XXI y en especial tras la pandemia del covid-19, permeó la sociedad por completo, transformó las relaciones interpersonales, los hábitos de consumo, las experiencias con el arte, las formas de expresar afecto y, en síntesis, reconfiguró la humanidad para una nueva era: la del homo digitalis.