Reseña

Esta compilación plantea algo simple: sin ciudadanos no hay ciudad. De aquí la preocupación de lo compilado por tratar de definir qué es un ciudadano o dónde o en qué estado se encuentra porque el ciudadano (palabra que aparece por primera vez en la revolución francesa, citoyan) no es quien habita una ciudad sino quien ha sido debidamente educado para vivir y actuar en ella, ya como sujeto que puede participar en su gobierno, ya como habitante que cumple normas para que la seguridad de la convivencia esté presente. No en vano, si esto se cumpliera, ser ciudadano es ser civilizado. Pero, en la irracionalidad imperante (en la que abundan más los deseos que admitir la realidad), a nadie se lo educa en lo ciudadano: saber hablar, saber actuar en la calle, saber interrelacionarse, saber que la ciudad es lo que sabemos y hacemos.