Reseña

Una de las características del cuento moderno es correr riesgos, atreverse a traspasar límites, irrespetar los géneros, jugar con lo políticamente incorrecto, perderle el miedo a lo bizarro, a lo “pulp”, con tal de contar historias que atrapen y sacudan al lector, mientras disecan el carácter humano y relatan el tiempo y el espacio que le importan al autor apostándole a lo literario, al lenguaje, a lo experimental, a lo extremo. En propuestas como estas, lo bizarro es más que un estilo. Es un leitmotiv que define una línea narrativa, apartándose de lo convencional para abrir puertas que conducen a lo desconocido, a lo subliminal, a lo subconsciente, a lo surrealista. Placeres culposos cumple con estas características, ofreciéndole al lector, en cada relato, una carga, a veces insoportable, de casi todas las posibles “incorrecciones” propias de lo humano, aquel reverso oscuro y obsceno que mora en todos nosotros pero que debe esconderse para poder existir en sociedad.