Reseña

Hay quienes transitan la vida con los pies sobre la tierra. Violeta, en cambio, la recorre con el alma despierta, como si cada paso
fuera un umbral y cada silencio, un destino. No viaja para llegar, sino para habitar lo que encuentra. Es viajera de lo profundo, de los paisajes invisibles, de las
emociones que no caben en un nombre. Se desplaza entre lo tangible y lo intangible, como quien intuye que el verdadero movimiento ocurre dentro.
Periodista de profesión y consejera por vocación, ha hecho de la palabra un puente entre mundos, y de la escucha, una forma de consuelo. A través de su mirada —serena, lúcida, penetrante— ha sabido narrar lo que muchos apenas logran sentir. Autora de Poesía mortal y otros textos y Diario gitano, nos entrega
ahora su tercera obra: un viaje más hondo, más íntimo, más libre. Cuando emprendí la escritura de este libro, comprendí que cada
etapa de la vida guarda un lenguaje distinto, una belleza secreta, un misterio propio. Este libro es, entonces, una invitación a detenerse, a respirar
con los ojos del alma, a escuchar lo que solemos callar. Inspirado en las estaciones del ser humano, en sus pérdidas, deseos y renacimientos, este texto propone un recorrido hacia el centro: ese lugar sereno donde todo se revela, incluso en medio del caos. Porque hay viajes que no comienzan en el mundo, sino en uno
mismo. Y este libro es testimonio de uno de ellos.