Reseña

Mientras que en ‘Amé en silencio, y en silencio muero’ (Pukiyari Editores, 2017) sus primeras 43 narraciones están agrupadas bajo cuatro subtítulos: ‘Melancolía al atardecer’, ‘Hojas de otoño’, ‘Testamento de tristeza y dolor’ y ‘Hojas secas’, en esta segunda entrega, con igual número de narraciones, el autor obvió hacerlo. Aquí aparecen entreveradas, sin aparente ilación con las demás; aunque se perciben varios hilos conductores. En el más sentido, algo así como ‘Un vacío en el alma’, retrata y exterioriza las percepciones de un hombre asomado a la ventana de la ineludible vejez que, a su vez, anuncia soledad, camino al ocaso. Sentimiento más que expósito en la que le da el nombre a la compilación: ‘Momentos idos’.

Hay temas personales y familiares, más que sentidos, con allegados como protagonistas. También, los relacionados con la ‘Añoranza natal’ por su Chaguaní del alma, así como las dedicadas a alguien, al lado de las que, a su vez, él inspiró en su momento. En otras, como en ‘Poda de capullos’, ¡Triste legado para la eternidad!, la nostalgia social, puntal en todas sus obras, lágrimas al alma desgranan.

Amigo lector, este es un libro sencillo y rápido de leer. Aquí podría encontrar mensajes y señas que, quizá, en algo puedan servirle, avisarle o ayudarle a prepararse para cuando vaya o le toque, acompañado o solo, trasegar hacia el frío del olvido; si es que ya no está en estas; caso en el cual, ¡tal vez!, estas páginas podrían servirle de chalupa o hasta de tabardo durante el temporal del cercano adiós.