Reseña

Le recomiendo no leer este libro, si Usted es de las personas que ha querido conocer a Dios en esta vida antes de morir, para saber que es lo que le espera después de la muerte, aquí encontrará quién es el Creador, las distintas maneras en que expresa sus emociones y como hizo todo lo que hay ante sus sentidos, pero cuando conozca quién es Dios, eventualmente sus expectativas den un giro del que tal vez ya no podrá volver atrás, por que habrá sido demasiado tarde para arrepentirse de abrir las páginas que le llevaron a cruzar la puerta de una dimensión tan oscura como impensada.

En esta obra, los personajes que representan el diálogo, son una pareja heterosexual, donde Antiokarlo, es un inquieto por los temas místicos endógenos que desde niño lo han rodeado, además de la influencia religiosa de sus padres y el medio social en que crece, como a toda persona de la especie humana nacido bajo los dogmas impuestos.

Antiokarlo se aventura en la búsqueda de respuestas a varios sueños que sirvieron de material carburante que estalló cuando se sumergió en la oración del padre nuestro, teniendo experiencias que abrieron una ventana de conocimientos a información encriptada en los textos religiosos, que decide compartir con su compañera sentimental.

Heureka, una mujer en extremo religiosa, celosa con los dogmas que vio acompañarla desde su infancia, mismos que abraza hasta su adultez con temor y respeto, defendiéndolos inclusive con el riesgo de abandonarlo si continúa cuestionando a Dios y criticando todo lo que éste pide de culto.

Durante la conversación, ella se muestra indiferente y para no dejarlo hablando solo, mejor le pide que cambie de tema, haciendo que Antiokarlo tenga que buscar un método sutil que la haga sentir parte de la conversación y es entonces cuando se decide por el método mayéutico, iniciando una serie de preguntas, donde ella empieza a responder y darse cuenta que es mucho lo que desconoce y emerge la necesidad de preguntar y conocer.

Al final Heureka termina reconociendo que es mas lo que surge de cuestionar y hacer exámenes profundos sobre las bases que sostienen la descomunal estafa que es la religión.

Colofón de todo lo ocurrido durante el diálogo, es la frase popular que siempre surge cuando se descubren secretos: “No hay nada oculto entre cielo y tierra”.”

La filantropía desarrollada en esta obra no tiene precio ni se valora en bienes tangibles e intangibles apreciables por los sentidos, ello podrá confirmarlo solo al finalizar su existencia en la tierra.

El autor no se hace responsable de las emociones que emerjan al mundo exógeno.