Reseña

Desde mis tiempos de arzobispo en Cartagena acariciaba yo la idea de llegar a tener un libro como éste, en el que se tejen historias del ministerio sacerdotal narradas con amor fraterno. Cada vez que la hermana Muerte tocaba a la puerta del presbiterio diocesano, yo me cuestionaba: ¿Lo recordaremos? y ¿Cómo evocaremos su memoria?
Comencé, entonces, a pensar que en cada diócesis alguien podría materializar el proyecto de un trabajo como tal. Y Dios me ha ayudado. Comenzando por Cartagena, comenté en una ocasión la idea al padre Sahabel Porto Herrera, quien fuera vicario General, hoy fallecido, y él, en forma callada pero eficiente, transformó la idea en realidad. Con ayuda de algunos colegas hicimos listas de nuestros hermanos fallecidos; fue algo así como el emotivo –¿solemne?– memento de difuntos que se acostumbra en la misa de los retiros del clero.
Y así fue como aparecieron los colaboradores que, como relatores, desentrañaron y dibujaron las íntimas vivencias de un amigo colega y nos las ofrecieron en un texto breve y humano que fuese a la vez memoria sacra del pasado y acicate motivador para las generaciones subsiguientes.
En los años recientes en la Arquidiócesis de Ibagué, después de una sugerencia mía, el Profesor Miguel Ángel Castro Sarmiento ha dedicado su tiempo, sus conocimientos y habilidades para confeccionar el tomo de SEMBLANZAS DE IBAGUÉ que presentamos en este volumen. La labor de Miguel Ángel es encomiable en cuanto a la investigación realizada y ha contado con el apoyo del Señor Arzobispo y las autoridades diocesanas y con la inspiración de varios sacerdotes y otras personas del lugar. Esta publicación se inscribe dentro de los trabajos que para los aniversarios diocesanos se realizan en estos momentos de la vida de Iglesia.
Si Dios es servido, seguirán otras investigaciones y publicaciones en otras diócesis en donde algunos obispos y sacerdotes han manifestado el interés de vincularse a esta obra de Iglesia colectiva. De mi parte invito a los lectores de la Semblanzas a dirigir la oración al Dueño de la Mies para que toda esta labor sea orientada
Carlos José Ruiseco Vieira
Obispo emérito de
de Febiana, de Montería y de Cartagena