Reseña

No puedo negar que aún siento miedo y entro en pánico con facilidad. Como terapia, he decidido escribir, narrar mi historia, y al redactar cada una de estas líneas siento un frío que me recorre todo el cuerpo, que me hiela los dedos de las manos y mis pies los vuelve pesados, pero me permite más claridad en mis pensamientos.
Tomo una pausa, lloro, suspiro profundo, me seco las lágrimas; le doy un espacio a cada episodio de mi historia, reflexiono sobre ello y de nuevo continúo escribiendo. Aún estoy a esperas de la acreditación de la JEP, mientras tanto me quedan muchas preguntas sin respuesta y un diagnóstico clínico mental con tratamiento.