La economía colombiana en la Revista del Banco de la República, 1923-2015
volumen 1
Autor: | Avella Gómez, Mauricio |
La Revista vio la luz en una época de cambios institucionales relevantes. Estaban todavía frescas las páginas de los diarios oficiales en los que se habían publicado las reformas fiscales, administrativas y financieras emprendidas entre 1922 y 1925. En relación con la banca central se habían expedido las leyes 30 de 1922, 25 de 1923, y 17 de 1925; en cuanto a los establecimientos de crédito, y la supervisión financiera, se había sancionado la Ley 45 de 1923; y, específicamente, la banca hipotecaria había ganado terreno con la creación oficial del Banco Agrícola Hipotecario en 1924, y su puesta en marcha en 1925.
A mediados de los años veinte se contaba con instituciones a la altura de los mejores diseños de la época; por entonces podía augurarse que las predicciones de la economía clásica sobre la relevancia de la banca podrían materializarse .
Estas reformas fueron hijas de su tiempo, y ellas se irían matizando o replanteando a la luz de las circunstancias. Las de la Revista serían las del mundo cambiante, a partir de los años veinte, y en relación con este tomo, entre los años veinte y principios de los sesenta. La década de nacimiento de la Revista fue testigo del desvanecimiento de la posición privilegiada de Europa, conocida por centurias como “la fábrica del mundo” en los ámbitos internacionales de la economía y el progreso técnico. Tras la debacle de la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos surgieron como potencia mundial en diversos órdenes, y sus centros financieros, especialmente el de Nueva York, se convirtieron en la principal referencia de los mercados de valores a nivel internacional.
En los momentos más agudos de la llamada Gran Depresión, las principales economías, entre ellas los Estados Unidos, y la Gran Bretaña acudieron desenfadadamente al proteccionismo. La deflación fue una experiencia común de los países, previa al desencadenamiento de devaluaciones que dieron vida a las “políticas de empobrecimiento del vecino” y al desbarajuste del comercio entre naciones. El tamaño del sector público, porcentualmente bajo a principios del siglo en las economías más desarrolladas, adquirió dimensiones impensadas treinta años atrás; y florecieron los cambios institucionales relacionados con la intervención económica de los poderes públicos.
Al presagiarse la culminación de la Segunda Guerra Mundial vinieron al mundo instituciones internacionales que preconizaban el desmonte de las barreras comerciales y cambiarias instauradas en los años treinta. Se trataba de revitalizar el comercio entre países, y de reavivar el financiamiento internacional. Se crearon organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, cuyas acciones empezaron a percibirse en el primer lustro de la posguerra, y los bancos centrales de los países socios de aquellas instituciones, encontraron posibilidades para sortear sus contingencias, y adquirieron nuevos compromisos. La política monetaria, básicamente subordinada a objetivos fiscales durante décadas, en las principales economías del mundo, volvió a primer plano a principios de los años cincuenta en los Estados Unidos y Gran Bretaña, y adquirió relevancia universal.
La historia de la Revista no es solamente una parte de la propia de la institución que la auspició desde sus inicios, sino la de unos procesos económicos, sociales e institucionales que se revelan en balances cuantitativos y cualitativos: el sector externo, el presupuesto público, los requerimientos financieros del sector privado; en buena medida, ellos convergen en el balance del banco central. En su versión básica, el dinero es contablemente un pasivo en el balance de dicho banco, resultado de decisiones económicas adoptadas en aquellos sectores. Desde sus primeras páginas, y según el leal saber y entender de gerentes y funcionarios, la Revista dio a conocer aspectos de la trama compleja de relaciones entre instituciones, gremios y otros grupos participantes en aquella toma de decisiones sectoriales.
Concebido en grandes líneas a imagen y semejanza del Sistema de las Reservas Federales de los Estados Unidos, el proyecto de creación del Banco de la República incorporó tradiciones y principios que caracterizaban aquella institución, algunos de los cuales se habían heredado de más antiguas experiencias de banca central como la del Banco de Inglaterra.
Entre las visiones que permearon la ley originaria de las Reservas Federales, y que hicieron tránsito al estatuto fundacional del Banco de la República, se encuentra la de los criterios para la creación de dinero. Uno dominante, y que se extendió de diversas maneras a lo largo del período estudiado en este tomo, fue el del crédito productivo, que correspondía a la llamada doctrina de las letras de cambio comerciales (real-bills doctrine). De acuerdo con dicho criterio, un banco central podría descontar letras de cambio originadas en transacciones comerciales sobre bienes agrícolas o industriales; por supuesto, el banco central se abrogaría el derecho de definir las características de los títulos elegibles para el descuento.