Reseña

En Escalpelo, Daniela Pérez Taborda nos entrega un cuerpo. No solo el suyo —fragmentado, deseante, dolido, maternal, cíclico—, sino el de la lengua, la memoria y la historia íntima. A través de una escritura que corta con precisión quirúrgica, el libro expone la materia viva del dolor, el amor y la fragilidad, con una potencia poética que no teme a la herida ni a sus bordes.

Dividido en secciones que funcionan como anatomías temáticas —Inventario de fragilidades, Inventario de objetos cortopunzantes, Inventario de cosas que se rompen—, el libro construye una genealogía desde lo biológico y lo afectivo: cuerpos gestantes, cuerpos rotos, cuerpos sobrevivientes. La infancia, la maternidad, la violencia doméstica, la enfermedad mental, el deseo y la pérdida encuentran aquí una voz íntima y lúcida, que se detiene en las texturas mínimas: el peso de una guayaba, una ecografía, el olor de la leche con saúco, el hueso que no creció derecho.