Hágase el Estado y todo existió
El evangelio del poder según Maquiavelo
Autor: | Zuluaga Cardona, Mario Andrés |
Hay libros que no se leen, sino que se descubren como secretos a voces. El Príncipe de Nicolás Maquiavelo es uno de ellos: un evangelio para el poder escrito en el siglo XVI que, al desatar la política de los grilletes de la moral, reveló el esqueleto crudo del poder. Su autor, un funcionario caído en desgracia, no imaginó que su nombre se convertiría en sinónimo de perfidia. Tampoco que, entre líneas, estaba fundando algo más radical que un simple arte de gobernar: la política como disciplina autónoma, un territorio donde lo “bueno” y lo “justo” no son fines, sino instrumentos.
Este libro, además de ser una reivindicación a la figura de Maquiavelo, es un viaje a la raíz de una idea incómoda: el Estado como summum bonum. Un principio que justifica su existencia no por virtud, sino por necesidad. Hobbes, Rousseau, Weber y Schmitt heredaron esta paradoja, pero fue el florentino quien, al separar el quehacer político de la ética, mostró el mecanismo oculto tras todo orden social: el poder no se ejerce para ser bueno, sino para ser eficaz.