Reseña

El ser humano, a lo largo de su historia, ha encontrado en el arte un canal de expresión y comunicación.
El arte, la expresión estética y artística, poseen belleza tanto en su expresión como en su forma; como lo expone Tatarkievicz (notable esteta polaco). En esencia este concepto de la “dualidad del arte” es fielmente plasmado con la creación de los mandalas, los cuales son la representación simbólica/espiritual del macrocosmos y del microcosmos de acuerdo a los planteamientos del budismo y del hinduismo. Pese a su fuerte implicación espiritual y religiosa, el desarrollo y creación de estas estructuras pictóricas y simbólicas, ha mostrado un impacto para la psique de los individuos que los generan.
Carl Gustav Jung consideraba que los mandalas eran potenciales expresiones probables del inconsciente, de hecho, pensaba que en la figura central del mismo se encontraba al selbst (si-mismo) del individuo que lo realizaba. Así, se abrió la puerta para considerar al mandala como una fuente loable de información para la realización de análisis psicológico de individuos. Por otro lado, Nancy Curry y Tim Kaser encontraron que no solo es una herramienta para el análisis psicológico, los mandalas son por sí mismos una estrategia terapéutica; eso debido a que inciden positivamente reduciendo niveles de estrés, ansiedad y ayudando también con los signos de depresión.
El mandala, en esencia combina el ideal de belleza de Plotino (no existe otra belleza que no sea la expresión del alma) al punto de ser capaz de representar al Selbst del individuo como lo indica Jung; con el ideal de belleza indicado por Schopenhauer (lo bello tiene que ver con lo externo), dado que por su condición inherente ya poseen belleza. En otras palabras, los mandalas son una concatenación de la idea de arte y estética de Tatarkievcz en su más pura esencia.
La creación de arte requiere de mecanismos neurológicos muy sofisticados. Incluyen reconocimiento de formas, percepción motora, integración sensitivo-motora, abstracción y coordinación mano ojo. Es por esto, que quisimos dejar de forma tácita en el centro del Selbst Jungiano la belleza de las estructuras neurológicas a través del arte. Si el mandala se puede considerar una representación del alma, como personas amantes de las neurociencias, quisimos crear una obra artística adscrita a este campo de investigación.
Simplemente diviértase, desconéctese de su rutina y sorpréndase con el resultado.