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ISBN 978-958-59896-0-3

Nariño el Contador: el Precursor-Libertador
La Ilustración, la Independencia

Autores:Suárez Pineda, Jesús Alberto
Franco Ruiz, Rafael
Colaboradores:Alonso Gómez, Hernán Alejandro (Coautor)
Acosta Triviño, Ricardo (Coautor)
Santos Molano, Enrique (Prologuista)
Villalba Lamprea, Hernán (Prologuista)
Solano Fitzgerald, Felipe (Corrector)
Urriago Gutiérrez, Rubén (Diseñador)
Rodríguez Albarracín, Sandra Milena (Diseñador)
Hernández Rodríguez, Angélica María (Diseñador)
Editorial:Escuela Militar De Cadetes General José María Córdova
Materia:923 - Biografía Personas en ciencias sociales
Clasificación Thema::J - Sociedad y ciencias sociales
Público objetivo:Enseñanza universitaria o superior
Colección:Anthos Contable
Disponibilidad:Disponible
Estatus en catálogo:Activo
Publicado:2018-02-28
Número de edición:1
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

Nariño el contador, Nariño el tesorero. He aquí el padre don Vicente, contador oficial de las cajas reales de Santafé, y el hijo don Antonio, tesorero de diezmos del cabildo eclesiástico de Santafé, confundidos sus nombres, confundidos los puestos políticos, en una generación de contadores y abogados que se remonta a casi un siglo, desde la década de 1730 a la de 1810, como puede constatarse en una ojeada a la dinastía burocrática de los Nariño, Álvarez y Ortega.

Como anécdota curiosa vale registrar que don Vicente Nariño y Vásquez llegó a Santafé, para desempeñar el cargo de contador oficial de las cajas reales, el 13 de enero de 1751, el mismo día en que los jóvenes José Ignacio Ortega y Petrona Mesa contrajeron matrimonio en la Iglesia de Las Nieves. Treinta y cuatro años después, Magdalena, la menor de las hijas de José Ignacio Ortega, y Antonio, el tercero de los hijos varones de Vicente Nariño, se casaron en la iglesia de Santa Bárbara, el 27 de marzo de 1785. (Santos, 2010, p. 36).

Las dinastías Nariño y Ortega conformaron redes familiares cuyos miembros se casaron con importantes figuras de la economía y la política locales, de manera que se constituyeron en los fundadores de una dinastía burocrática conformada por una poderosa familia de abogados y funcionarios reales (Uribe, 2008, p. 113). Las ocupaciones más comunes de las élites neogranadinas a finales de la Colonia eran el sacerdocio, el ejército, el derecho, la burocracia y la medicina. La organización de la burocracia neogranadina se clasificaba primordialmente en política, fiscal, judicial y clerical, por rango (generalmente, alto y mediano).

En términos comparativos, los puestos políticos de alto rango eran de gobernadores, corregidores y tenientes letrados; los de medio nivel incluían tenientes asesores; los cargos de alto nivel fiscal eran de contadores y tesoreros del Tribunal de Cuentas y la Casa de la Moneda; los de medio nivel eran administradores, fiscales y asesores de las rentas de tabaco, aguardientes, correos, bulas, entre otros; los puestos judiciales de alto rango estaban conformados por agentes fiscales y relatores de la Real Audiencia; los altos niveles clericales incluían escribanos de la Real Audiencia y el Tribunal de Cuentas, en tanto que los de mediano rango eran para los oficiales de las contadurías del tribunal mayor de cuentas. Los puestos de rango inferior los ocupaban meritorios, agregados y padres de menores (p. 70).

Los cargos de contadores eran ocupados por altos funcionarios del Estado. Como sucedía en el ejército, más selectos y de más difícil acceso. Por lo general se escogían entre los miembros de la élite local y abogados. El libro II, título XI de las Leyes de Indias habla de los contadores del Consejo Real de las Indias, que versa sobre los “contadores de cuentas” (1841, t. 1, leyes I-XXVI, pp. 200-205). El libro I, título XVI, está dedicado a los diezmos eclesiásticos de las Indias (t. 1, leyes I-XXXI, pp. 96-103). Los oficiales reales tenían la potestad de cobrar los diezmos, por ser pertenecientes al rey. “Los Diezmos constituían un cuantioso fondo de propiedad de la curia de Santafé, cuyos rendimientos provenían exclusivamente de los intereses que pagaban los ciudadanos a quienes se les otorgaba algún crédito con fondos provenientes del Tesoro de Diezmos” (Santos, 2010, p. 50).

Ahora bien, en este mundo contable, ¿quién era Antonio Nariño? Para responder este interrogante, daremos una mirada contextual a tres etapas de la vida de Nariño y su perfil como Precursor-Libertador y revolucionario neogranadino. La primera etapa (1765-1794) es la de un criollo autodidacta que vive sus primeros treinta años como amigo de virreyes y hombre ilustrado del Nuevo Reino de Granada. Salvo la primera etapa, en las dos restantes, que corresponden a los periodos 1794-1820 y 1821-1823, Nariño padecerá situaciones difíciles, tales como encarcelamientos, persecuciones y calumnias hasta su muerte, acaecida en Villa de Leiva el 13 de diciembre de 1823.

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